Cuando quieras relajarte...

Después de un par de semanas de bastante tensión acumulada, qué mejor formade relajarse una si no es con un tratamiento que nos relaje, nos hidrate y nos deje como nuevas... 


Para mi cumpleaños, hace ya unos 4 meses, uno de los regalos fue un tratamiento de velas calientes. Nunca me había hecho algo así, me gustó el detalle y tenía ganas de probarlo. Un regalo para cuidarse y mimarse...


 
Llevando siempre el tiempo justo, no encontraba el momento para hacérmelo y siempre acababa posponiéndolo, hasta que llegaron las vacaciones y Pompa me recordó que lo tenía todavía por ahí pendiente: "¿Por qué no te haces el tratamiento ese de tu cumpleaños? Ahora tienes tiempo de sobra y seguro que te deja muy relajada"

Así que no me lo pensé dos veces y concerté la cita para hoy a las 12.....  No tengo palabras.... es muy muy muy recomendable!! A la chica que me lo estaba haciendo le decía "Esto es genial! Un día de automimo perfecto empieza haciéndote esto y luego tooodo el día de compras!!!" ^_^ 

Os cuento de qué va: 

Entras en la habitación iluminada con velas, una música relajante y te quitas la ropa. Te dan un tanga monísimo de papel, te tumbas en la camilla, te tapan la zona del pecho y del abdomen con una toalla y cierras los ojos.

Empiezan por las piernas y los pies con un masaje exfoliante de miel y azúcar. Al principio, cuando empiezan a extenderlo, raspa un poco pero una vez superado ese ligero "escozor" inicial, se agradece el masaje con que te lo extienden. Después pasan a los brazos, el abdomen y la zona del escote, hombros y cuello (aquí era donde tenía más tensión acumulada) Luego te tumbas boca abajo y repiten la exfoliación pero esta vez por la planta de los pies, pantorrillas, muslos, zona lumbar y espalda hasta el cuello.

Una vez acaba la exfoliación completa, te das una ducha para eliminar los restos de miel y azúcar del cuerpo, te secas, te pones tu braguita y te vuelves a tumbar boca arriba en la camilla.

Ahora es cuando empieza realmente el masaje de velas calientes. Es una combinación de aceites de velas de chocolate blanco y negro, que hidrata en profundidad y deja un olor en la piel que recuerda al verano en una playa remota del caribe, rico, rico.
Estas velas, al calentarse, se derriten y quedan líquidas. Es el líquido con lo que te hacen el masaje. Está algo caliente, pero no quema, lo dejan caer por las piernas y a continuación lo utilizan para darte el masaje e hidratarte la piel. Al ser velas preparadas para estos tratamientos estéticos, la cera no se solidifica como una vela normal, se queda líquida, pero al contacto con la piel, se enfría en un momento y resulta de lo más agradable cuando te la extienden durante el masaje.  

Siguen el mismo orden, empiezan por los pies, las piernas, los brazos, la zona del escote, hombros y cuello. Te das la vuelta y siguen por la planta de los pies, las pantorrillas, los muslos y la espalda al completo, desde la zona lumbar hasta el cuello.

Ni os cuento lo que llegas a relajarte cuando te dan este masaje, yo he salido flotando de allí y teniendo muy claro que ¡repetiré! No nos viene nada mal de vez en cuando darnos algún capricho de este tipo, porque además de cuidar la piel, cuidamos también la mente, relajándonos completamente y olvidándonos de los problemas que todos tenemos cada día.


Así que ya sabéis, si algún día os apetece mimaros y daros un capricho, no lo dudéis! Un masaje con velas calientes y ya me contaréis cómo os sentís cuando salgáis! ^_^ 

Besos!!