Esta reflexión viene a cuento de la polvareda que han levantado las manifestaciones de las personas que están en contra del aborto. A mi me parece perfecto que se manifiesten y digan lo que piensan, para eso estamos en democracia, pero eso de que no van a parar hasta que consigan que se derogue la ley...
Si hay que respetar a las personas que están en contra del aborto, también hay que respetar a las personas que están a favor, vamos, digo yo. O esto cómo funciona? Que hay que respetar sus ideas, pero no las que son contrarias a las suyas? Me parece que es bastante intransigente esa actitud, y ya si nos paramos a escuchar las comparaciones que hacen de las mujeres que abortan con poco más que asesinas frías y calculadoras... Que no es lo mismo abortar un conjunto de células que casi no son perceptibles al ojo humano, que una madre que con toda su sangre fría mata a sus hijos ya nacidos, oigan. Que por mucho que me quieran comparar una cosa con la otra no hay color, que están mezclando churras con merinas, o "peras y manzanas" como dijo alguien de quien no quiero acordarme.
Una cosa es cierta, lo miren por donde lo miren, si quieren respeto, que respeten a los que no piensan como ellos. Que la vida de cada uno es de cada uno y no de los demás para que tengan que aplicarse las normas que a ellos les parecen más correctas.
"No soporto a los que acuden los domingos a la iglesia y luego el lunes son peor que satanás" (Revólver)
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